Héctor Fabi: “Prefiero la dignidad antes que el dinero”

Así como sus padres dejaron su Italia natal para venirse a Argentina a hacer realidad sus sueños, Héctor Fabi se mudó del Gran Buenos Aires hacia Junín, buscando un futuro mejor.
Acá tuvo una estación de servicio y después siguió con la comercialización de combustibles al agro.
Hace más de 40 años que está en nuestro medio y logró forjar una carrera comercial intachable. Y también pudo cumplir aquí un anhelo que había quedado trunco desde que era caddie en su niñez y adolescencia, y empezó a jugar al golf, actividad que sigue practicando con regularidad para regocijo de su alma.

En San Martín
Oriundo del Conurbano, Fabi nació en San Andrés, partido de San Martín. Allí hizo la primaria y parte de la secundaria, pero con apenas 12 años empezó a trabajar y a los 14 debió dejar la escuela.
Arrancó como caddie en el San Andrés Golf Club, actividad por la que cobraba un arancel.
Luego pasó por una fábrica textil, fue cadete, hasta que antes de los 18 años ingresó al Banco Provincia, en una época en la que para entrar al banco había que tener “una garantía económica, una garantía moral y rendir un examen”.
Una década se desempeñó en la entidad, llegando a ser jefe de Cuentas Corrientes. Después, se vino a Junín.

En Junín
Cuando todavía estaba en San Martín, además de trabajar en el banco, con su hermano le llevaba la parte contable a un italiano que trabajaba en la comercialización de combustibles. Esta persona logró la concesión de una estación de servicio ubicada en la costanera de Buenos Aires, con la condición de que se hiciera cargo de otra estación, en Junín: la de la esquina de Bartolomé Mitre y 12 de Octubre.
Entonces, el italiano le ofreció a Fabi hacerse cargo del lugar, cosa que éste aceptó, para lo que tuvo que dejar su puesto en el banco y su San Martín natal. Era el año 1969.

Trayectoria comercial
En la estación de servicio estuvo otros diez años. “Fue una buena experiencia –dice Fabi– yo conocía del rubro y anduve bien”.
Antes de que se terminara el contrato, lo buscaron de la empresa Esso y le ofrecieron el Agro Service, un negocio de venta directa de combustibles al campo. “Era un sistema novedoso que la empresa había traído de Canadá”, recuerda.
Y fue un boom. “En ese momento –comenta– el crudo lo manejaba YPF, con cuotas trimestrales que daba de acuerdo a las ventas que tenía cada empresa. Y con ese sistema se incrementaron muchísimo”.
Durante una década estuvo instalado en Eusebio Marcilla y Roque Vázquez, pero cuando el lugar le quedó chico se mudó al lugar donde estoy hoy, en Ruta 65 y Camino del Resero.
En los buenos años llegó a tener hasta seis equipos grandes de combustibles y dos camiones de reparto. Vendía más de dos millones y medio de litros por mes, y atendía en todo el partido de Junín, y a veces algo más también
La crisis de 2001 lo obligó a achicarse y más adelante dejó a la Esso y su firma pasó a ser de bandera blanca.
“Empezaron a aparecer vendedores como hongos –asegura–, y a mí no me molesta la competencia, aunque sí cuando es brutal; el tema es que algunos tenían cualquier producto y eso complejizó el mercado”.
No obstante, logró mantenerse y sostener una trayectoria comercial en el rubro de más de cuarenta años.
El golf
Siendo muy chico Fabi había arrancado como caddie en San Andrés, pero no pudo seguir jugando al golf por el costo que tenía ese deporte en un club tan exclusivo. Solamente llegó a participar de algún campeonato Evita, no más.
Cuando se vino a Junín, decidió retomar aquel sueño que había quedado trunco. Así fue como empezó.
“Es algo muy lindo y lo hice siempre que pude” cuenta. En su historia ganó varios torneos y aún hoy, en la medida en que sus obligaciones se lo permiten, sigue yendo los sábados a jugar.
También participó de la comisión directiva, donde fue invitado por Juan Borruto, aunque no fue presidente por lo mismo de siempre: para hacerlo bien había que dedicarle mucho tiempo, y no lo tenía.

Balance
Como quedó dicho, Fabi mantuvo una trayectoria de más de cuarenta años. ¿Cuál es su secreto para ello?: “Supongo que el buen comportamiento comercial, la honestidad, la calidad de los productos y el cumplimiento de lo que se promete. Gracias a eso, mucha gente siguió confiando”.
Según dice, “cuando uno lleva tantos años, conoce todos los pormenores de la actividad” y eso hace que me guste mucho. “Yo mamé esto durante tantos años que, para mí, prácticamente no hay secretos sobre esto”, insiste.
Además, cree que podría haber tenido mucho más: “Pero prefiero el buen comportamiento y la dignidad antes que el dinero”.
Finalmente, al hacer un balance, concluye: “Pasé por épocas distintas. El balance general es bueno. Uno a veces, a esta edad, empieza a extrañar lo del principio y le da nostalgia, a mí el trabajo en el banco me gustó mucho, pero estoy muy satisfecho. Me esforcé mucho y tal vez le quité un poco de tiempo a mis hijas, pero esta actividad requiere de mucha dedicación”.